lunes, 10 de agosto de 2009

Donde quiera que estés



Donde quiera que estés...
Ya sea sumergido en recuerdos de tiempos mejores, allá donde la memoria se vuelve piadosa y anhela un pasado pulcro, una primavera insistente. En donde todo parece tan perfecto, como lo es aquello que jamás ha existido.
O tal vez sea en el presente sin causa, inagotable de concurridas nadas o empapado en nostalgias, con el pesar de los días, subsistiendo a cada atardecer, sumergiéndote por las noches, consumiendo un cigarro eterno, perdiéndote en el humo...
O en el futuro incierto, poco pretencioso, inalcanzable…
Sea donde sea desde aquí te imploro, te reclamo, porque mi tiempo se agota, porque mi paciencia amenaza con suicidarse, y mi mirada esta tan sola sino puede encontrar tus ojos…
Porque mis silencios extrañan los abrazos de tus palabras, porque mis labios insisten en morir en los tuyos, porque mi cuerpo se desvanece sin tu tacto…
Y sobre todo porque mi pasado no es glorioso, no soy cumbre sino abismo, y mi futuro no se anuncia entre tanta soledad.
En cambio mi presente , amor, sólo encuentra paz al pensarte, al soñarte.
Te espero allí donde los cuerpos se unen, allí donde el tiempo se detiene, donde no importa si hace frío o calor, te espero donde se reconstruyen con colores los recuerdos, donde todo es mágico y célebre, como lo simple del amor.
Será por eso que pensar a alguien se parece a salvarlo.

miércoles, 24 de junio de 2009

98 años de Sábato



"... en todo caso, había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío."

martes, 26 de mayo de 2009

25 de mayo


Sería ridículo decir que empecé a emocionarme cuando escuché “Salve Argentina”, tanto como decir que llevaba escarapela a conciencia y sentimiento. Tampoco entoné el himno con pasión, salvo por cierto entusiasmo nato que surge cuando llega el momento de “Coronados los laureles que supimos conseguir” y mi estirado y poco afinado “coronados de gloria VIVAAAMOS”. Mientras escuchaba las palabras alusivas pensaba en cuantos estarían al igual que yo pensando en otra cosa, si bien algunas palabras me resonaban, me preguntaba quienes estarían haciendo (mentalmente) la lista del supermercado, quienes pensaban en el almuerzo próximo, quienes trataban de buscar una solución mágica a un dinero que no se tiene, quienes sentían que estaban perdiendo su tiempo, o mejor dicho regalándolo, y quienes se animaban a soñar y planeaban algún viaje, o sin ir más lejos una hermosa tarde, y decidían hacer de este día algo especial, si en 1810 lo fue porque no iba de serlo también hoy. Resonó. Él dijo LIBERTAD y comenzó a definirla, y alentaba a su uso responsable y a su valor, y yo volvía a pensar ¿hay quienes hacen hoy en día abuso de la libertad? Y pensaba en los que me rodean y advertía algún que otro caso y pensaba en mí y cuan poco la utilizaba. He estado presa por años, purgo una condena por cometer el crimen más horrendo que un ser puede cometer, no sé ser feliz. No sé disfrutar, no sé vivir. Mi prisión es mi propio cuerpo, he intentado fugarme pero no he tenido éxito. Aplausos, había dejado de hablar. Por suerte siempre hay alguien que está atento para lanzar el primer aplauso y operar de alarma para el resto que divaga en cosas tan sustanciales como lo mío. Comenzaban las actuaciones, temía por el bodrio y el ridículo. Sí, soy una persona pesimista. Ingresaban las niñas con sus vestidos de dama antigua, y otra vez volvía a pensar en si esos vestidos eran tan extrañamente incómodos como se veían y recordé que alguna vez me había disfrazado de dama antigua y sentí pena, porque si bien la imagen de mí, con un vestido raro e incomodo se había activado, no venía con ella algún tipo de sentimiento o añoranza alguna. Sólo una imagen y nada. Pensé en Freud. Pensé en la represión, pensé en el monto de afecto, me pregunté si andaría suelto por ahí, empecé a delirar con el destino de todos mis afectos reprimidos y me asusté, me ví fría, ni siquiera puedo decir que me sentí fría. Aplausos. Había terminado la pesadilla de la dama antigua, la mazamorra, las velas, French y Beruti, y los parlamentos poco creíbles que esbozaban los niños con una falsa certeza de conocimiento de causa.
Llegaba el momento de los bailes, los atuendos me parecían dulces, bien digo cuando digo dulces, porque podía saborearlos, dejaban un rico sabor. Las muchachas con polleras y trenzas, los muchachos con bombachas y pañuelos. Clic! Libertad es una muchacha en pollera, que lindo es usar pollera, que grato el rozar de la tela en las piernas, que lindo sentir que los hombres aprecien el andar de una mujer en pollera, deberíamos usar más pollera. Bambula, raso, seda, gasa, ¡qué excitante!.
No sé si fue eso lo que me predispuso positivamente o tarde o temprano el sentimiento tendría que salir a la luz. Llegó el momento en que un joven bailará un malambo, fue sorprendente, estaba serio, creo que era para disimular los nervios, o era parte de su misteriosa presencia, se lucía, sentí alegría por su logro personal. Estaba frente a todos mostrando algo que sabía hacer y todos estaban sorprendidos. Era el centro de atención. Lo conozco, sabía lo importante que era para él. Lo admiré. Tuve la certeza de ir por el camino correcto cuando pienso que el amor no está tan lejos de la admiración. Aplausos. Aplaudí con ganas, sonreía, quería regalarle mis sonrisas, no sé si valen mucho, pero creo que al usarlas poco se han ido cotizando.
Una mujer que había visto sólo un par de veces se acercó, me abrazó y me dijo “Feliz día de La Patría”, la sentí feliz, supe que ella estaba libre.
Empezó a sonar un bolero “Cuando” y creo que ya tenía las defensas bajas, la emoción era eminente, no iba a llorar porque había demasiados factores que condicionaban mi esencia más pura, pero si podía dar rienda suelta a los tensores que a veces se apoderan de mi rostro. Qué bello danzar, que lindo ver las trenzas al viento, quería bailar, irrumpir en el medio de la pista, volver a tener 13 otra vez, elegir a un compañero y hacer algún galanteo con un pañuelo, quería dar vueltas, sonreír y encantar.
No iba a suceder, ya tengo dos veces 13, y ya casi no bailo. Pensé en vos. Pensé en que por vos usaría pollera, me haría un par de trenzas y te bailaría al compás de la música, lo haría solo a cambio de que te calces las botas, y me bailes un malambo.

Y comencé a tararear...“Cuandó, cuandó, cuando mi vida… cuando”.
M.J.L

lunes, 18 de mayo de 2009

Marío Benedetti


y aunque no siempre he entendido mis culpas y mis fracasos en cambio sé que en tus brazos el mundo tiene sentido y si beso la osadía y el misterio de tus labios no habrá dudas ni resabios te querré más todavía.


GRACIAS!

sábado, 2 de mayo de 2009

Nos vemos el día que te sea urgente amar

Imagen: The Reader

Sólo necesito un par de labios para besar...
y un cuerpo en cual descansar.

jueves, 26 de marzo de 2009

René descarte (sin "s" de sapo)

Hoy me siento como…

… la rana que se quedo en el frasco entre la manteca.

Es uno de esos (no sé como llamarlos) “cuentos” optimistas y esperanzadores que circulan por la vida y que se topan con uno cuando no se encuentra en las mejores situaciones.

La idea de esta historia es así: se trata de dos ranas que cayeron en un recipiente de crema (¿qué hacía un recipiente con crema cerca de un lugar donde dos ranas podían caerse? Y mirá que hay que ser rana para caerse en un recipiente con crema). La cuestión es que estas dos ranas peleaban por sus vidas, ya qué la crema se las hizo difícil (estaban en la Creamfields) hasta que una de ellas viendo como venía todo se cansó de patalear y de que todo siguiera igual y se rindió.

Se dejó hundir en el líquido blanco.

La otra que era Miss. Simpatía siguió terca y persistente en su labor glorioso y vivió pataleando hasta que en un momento la crema dejo de ser tal, para pasar a ser manteca, entonces pudo pegar un salto y salir del frasco. Y cómo se fue? “sólo le quedó ir croando alegremente de regreso a su casa”.


Moraleja: Seguí pataleando sin mirar a tu alrededor, que en algún momento la cosa se transforma y te olvidas de los que quedaron en el camino. No hay crema que se resista a la buena onda y a la persistencia. Al que patalea dios lo ayuda. Más vale manteca para saltar, que ranita enterrada. La conclusión nos lleva a decir algo así como: persevera y triunfarás!

Pero murió una rana en el camino!!! Loco entre la manteca está el cadáver de tu amiga la rana René!! Vos serás la súper rana perseverante pero la ranita menos valiente y resignada hoy es parte de Dánica para untar!

Porqué tenemos que quedarnos con la idea de la ranita feliz y triunfadora? No descanten a René!

Qué suerte que la crema no es una de mis debilidades, y qué tampoco me gusta la manteca.

Retomando la idea de “Hoy me siento como…” , hoy me siento como la ranita René descarte, esa ranita que está harta de luchar, patalear y hacer cuanta maniobra haya para que la cosa se transforme, y me cuesta creer que la crema se va hacer manteca, estoy cansada! Harta de las ranitas optimistas, que me dicen que todo va estar bien, que todo va a cambiar!
Para las ranitas el hecho de que la crema pasara a ser manteca les habrá tomado un par de minutos, tal vez horas... yo llevo años.

La vida a la luz de este razonamiento se ve como una crema acuosa y desabrida que parece estar decidida a no cambiar! y sé que quizá está vez me tocó ser la ranita que se ahoga, para que haya una historia en la cual hay otra ranita que le toca ser la que se salve y sea feliz.

Leyes de la vida. Cosan que pasan. El equilibrio del mundo. Karma. Pensamiento mágico. Lo que sea.

También sé que en algún momento me tocará estar del otro lado, pero hoy mi cuerpo yace entre la manteca y la vida es como un frasco para mi alma.


Mi temor a las ranas y sapos vendrá por esto? o tiene que ver con lo del principe? Ayúdame Dr. Freud!


M.J.L

lunes, 23 de marzo de 2009

Pasional


Quiero que me beses de modo que tus labios y los míos

sean el motor de nuestras calderas corazones.

Incendiados nuestros cuerpos

Quiero que ardan en el infierno de nuestras pasiones.


Quiero que me amarres en tus brazos,

me mires fijo mientras te desnudas

Quiero que me beses de modo que el aire nos falte,

la respiración se agite y caigamos rendidos

en nuestro lecho de amor.


Quiero que demos rienda suelta a esta expedición

recorras cada sendero,

explores lo que nunca antes nadie se ha animado.

Quiero que seas un turista curioso y ansioso

Que no deja de asombrarse,

por favor nunca dejes de asombrarte.


En cambio yo, quiero ser residente

que se refugia en cada recoveco de tu cuerpo

Y hace de el su más fiel morada.


Agotados ya sin palabras

Quiero un silencio interminable.

Volver al paraíso de tus labios

y saber que sólo nos queda

la sed del alma.

M.J.L

Pd: Decicado: a tu impaciencia dormida, al fuego de tu mirada, a tus sueños resignados, a tu ambiguedad constante, y a mí espera que desespera!