miércoles, 31 de diciembre de 2008

Ess muss sein Vs. Carpe diem



Hablemos sobre cuestiones de elección, qué implica el acto de elegir?
Es una cosa o la otra, lo hago o no lo hago, cuando a uno se le presenta una elección elige una cosa y pierde otra. Pero qué pasa cuando elegimos no elegir, cuando preferimos no ganar con tal de no perder?.

Aunque pensándolo bien al no elegir también estoy perdiendo. No puedo elegir. Desearía tanto que me eligieses. Y si lo dejo al azar. Y si no soy yo quien elije. Y si no soy responsable de lo que sucede?

Me sumerjo nuevamente en la postergación, la espera eterna, a pura pérdida. Dejando para mañana, para pasado, para nunca, lo que debería ser ya! Ahora o ahora! Quizá no allá mañana. Retumba en mi pecho un “carpe diem”, haz que cada día valga la pena. El miedo es más fuerte.

Me pierdo en ese debería, tendría. Ess muss sein. Hace rato que no existe un “Yo quiero”, “Yo puedo”.

Me apunto otro fracaso más. Cantinero marche otro tequila. Nunca juego bien está historia de tipa buena perdedora. Y me la paso guardando un comodín para una jugada que quizá nunca exista.

Hacer hasta lo imposible para qué lo posible no suceda. Es un inmenso padecer.
Qué cobardía la mía. Si ganará tu juego flotaría por el universo, como en trance. Si perdiera no sabrías ya donde encontrarme, pues me diluiría en miles de partículas, las cuales se irían por algún hueco hacía alguna dimensión desconocida.

Ahora bien, si ganará mi juego iniciaría una carrera en la cual me quedaría suspendida en el tiempo, la vida me alcanzaría y fugazmente me pasaría por encima. No hay podio. No hay medalla. No hay nada. Sólo vivir perdiendo.

Pero cómo alguien que vive perdiendo tiene miedo a perder? Maldición quiero ser por una vez capaz de ganar y de perder!

Bienvenidos al rito, está es mi religión privada.

lunes, 29 de diciembre de 2008

Elementos de vida


Frente a frente. Mírame sin pestañar. El que ríe pierde, siempre ganamos ese juego mi amor. Somos tan tristes. Inundación en mis ojos, pasado en los tuyos. El aire que suspiras. La tierra que gira. El olor de la lluvia. El fuego que llevas dentro. Mi rimel corrido. Mi faz distorsionada. Los murmullos del vecino. El insistente tic-tac de algún reloj suicida. La incomodidad de los sillones. Y el paso del tiempo, vos siempre mi niño que crece, yo siempre el estrépito letal, para mí claro.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Volver, siempre volver


Otra vez se acerca esa fecha en la que todos se ponen melaconlicos, filosóficos, altivos, pacíficos, brindan disculpas, reciben perdones, invitan al olvido, y se enfrentan al recuerdo de los que ya no están, y de los que nunca estuvieron.

Y vos? Vos nada.

No creo en Dios, pero creí. Navidad nunca fue para mí una celebración católica. Siempre la entendí como nostalgia. Anhelo del pasado, valoración del presente y esperanza de un futuro mejor. Siempre mejor, nunca el presente fue suficiente.
En cada brindis di rienda suelta a alguna ilusión, como quien arroja una botella con un mensaje al océano perdido.


Después de las doce cada minuto empieza a suicidarse uno tras otro. Los fuegos artificiales iluminan el cielo, se observa en las personas como brotan las emociones impacientes. Besos, abrazos, incontables saludos cariñosos y desmedidos. Todos marcando pactos de paz, garantías de tregua. Frase que retumba: “Hoy no, es navidad”.

Y vos? Vos nada.

Y llega la una y la noche recién empieza, y mientras todos celebran nacimiento, yo velo por cada instante muerto. Porque esta noche que explota en sentimientos me mantiene encerrada bajo estás cuatro paredes, con el corazón que se me sale del pecho y con una cabeza que maquina insistente. Y comienzo a sentirme como si estuviera al borde de un precipicio, sin nada que me ayude a no caer.

Y sé que esta noche pronto va volver, y me encontrará igual, pero hoy me encantaría soñar. Y elijo creer en Dios, y creo en mí, creo en vos, creo en nosotros dos.

Y no desesperaré en soledad, porque esa noche será mágica y el impulso de nuestras emociones nos llevará a encontrarnos en alguna calle desierta, y nos fundiremos en un inmenso abrazo, y me apoderaré de tus labios y en un suspiro te daré mi alma. Y con una sonrisa me llamaras cursi, y ya sin alma, plenamente tuya, comenzaré a sentirme como si cayera de un precipicio, del cual desearía fervientemente no terminar de caer jamás.

Y si, soy cursi. Y soñar no cuesta nada, a lo sumo un despertar.

Y otra vez llega navidad y te juro dan ganas de creer… dan ganas de creer!!.

lunes, 1 de diciembre de 2008

La más oscura flor de la ciudad


¿Quién no está loco? Mirá a tu alrededor. Todos beben, fuman, se drogan, se hieren los unos a los otros o se machacan el cerebro porque ya no lo quieren. ¿Estoy loca?
Cariño, yo soy la tuerta original del reino de los ciegos. Porque al menos admito que el mundo me vuelve loca.